martes, 4 de diciembre de 2018

Keynes y Hayek frente al socialismo


El keynesianismo, y sus proyectos consecuentes como el Estado de Bienestar y el desarrollismo, dio a los dirigentes mundiales la oportunidad de salvar la democracia, cuya existencia llegó a verse amenazada debido al auge de las economías socialistas, producto de la incapacidad del liberalismo clásico de resolver la crisis.​ Debido a esta razón los principios del keynesianismo fueron aplicados de una u otra manera en gran parte de los Estados occidentales desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta que en los años 70s un nuevo tipo de crisis llevó a su cuestionamiento y el resurgimiento de aproximaciones clásicas bajo el neoliberalismo.
Si bien las repercusiones político-económicas de Keynes y varios de sus partidarios son variadas, algunos creen que la idea del keynesianismo es salvar al capitalismo o mantenerlo estable.​ Desde el lado opuesto, pero quizás con la misma intención y similares mecanismos retóricos, Keynes es descrito como su encantador pero ambicioso estatista maquiavélico, quien personificaba algunas de las tendencias e instituciones más malignas del siglo veinte.
Resultado de imagen de schumpeterDesde el punto de vista del propio Keynes, y a nivel de la Economía política el punto central de su teoría se basa en una percepción derivada tanto de Marx como de Schumpeter.​  Ambos pensadores consideran que la crisis es, en el mediano y largo plazo, una parte intrínseca del sistema capitalista (y que eventualmente lo destruirán). Ambos pensadores permiten entonces a Keynes sugerir que el sistema delineado por Adam Smith solo puede referirse a una etapa y momento específico en el cual el capitalismo se estaba desarrollando pero que en general, ese desarrollo no puede existir sin la crisis y no puede dar prosperidad a unos si es que no se está explotando a otros.
Karl Marx indicaba que la lógica del sistema capitalista lleva a una concentración del capital a costa de una “inmiseración” de la clase trabajadora, lo cual creaba un enorme problema de demanda. Marx indicó que el empobrecimiento de la población supone un grave problema para el capitalismo: la escasa demanda. John Maynard Keynes habló también, más tarde, de la escasez de la demanda, pero poco de la concentración del capital. Y todavía menos de la relación entre esta concentración y el empobrecimiento de la población trabajadora. Esta era una de las grandes diferencias entre Karl Marx y John Maynard Keynes.

Otra gran diferencia entre Karl Marx y John Maynard Keynes, además del entendimiento de la crisis bajo el capitalismo, es en la solución a la crisis. Karl Marx creía que la solución a la crisis era una solución sistémica, que requería el cambio de la propiedad del capital, pasando de ser propiedad del capitalista a ser propiedad de los trabajadores. Este cambio de propiedad era descrito esquemáticamente en el Manifiesto Comunista, que establecía una serie de principios, excesivamente simplificados, aunque presentados con una narrativa movilizadora. Pero, Karl Marx no detalló cómo realizar dicha transición en el sistema de propiedad. Ni tampoco mostró qué políticas debían realizarse para trascender el capitalismo.

Resultado de imagen de marxJohn Maynard Keynes, por el contrario, nunca se planteó la sustitución del capitalismo por otro sistema. Creía que el problema de la demanda podía resolverse con el intervencionismo del Estado, con un aumento, por ejemplo, del gasto y la financiación públicos, es decir –tal como indicó- “el gobierno y los bancos centrales pueden resolver el problema de la escasa demanda, bien directamente, con un aumento del gasto público, bien indirectamente, a través de la financiación de inversiones en programas de infraestructura”. Y la experiencia ha mostrado que el problema de la demanda podría resolverse, como se vio en la manera como se salió de la Gran Depresión (y también en la manera como no se está saliendo de la Gran Recesión actual, con las políticas de austeridad). Ahora bien, aun cuando Karl Marx subestimó la capacidad de resistencia del capitalismo, el hecho es que todos los casos de salidas de las crisis han requerido una redistribución del capital hacia el mundo del trabajo, revirtiendo la redistribución del mundo del trabajo por parte del capital, que creó esas crisis.

Si aceptamos que las crisis son parte inherente del capitalismo, la eliminación de ellas demanda medidas que vayan más allá que ese sistema. En sus palabras "solo el Estado puede restaurar los equilibrios fundamentales", y la participación del Estado implica movimiento hacia el socialismo. El problema es que por un lado él desea que esa transformación sea democrática​ y por el otro, cree que para eso se necesita un nivel de comprensión y control sobre la economía que, en su tiempo por lo menos, no existía. El cambio del sistema de propiedad de los medios de producción no basta para resolver los problemas de la economía. Keynes dijo en 1926, como respuesta a la proposición de que lo que se necesitaba era la "insurrección proletaria": "Nos hace falta, más que nunca, un esquema coherente... Todos los partidos políticos tienen sus orígenes en ideas del pasado, no en nuevas y ninguno más notoriamente como los de los marxistas”. 



En cuanto a Hayek respecta, es mucho más crítico y atacó con mayor efusividad al socialismo de lo que pudo haberlo hecho Keynes. Sobre todo en su obra “el camino a la servidumbre”.
Resultado de imagen de von misesHayek, influenciado por el economista Von Mises centró su crítica al socialismo en la inexistencia de precios de mercado. Para Hayek, los precios de mercado indican una serie de información económica dispersas y sirven para coordinar y compartiruna gran cantidad de conocimientos individuales; por este motivo, tratar de manipular el mercado devendría inevitablemente en un problema de falta de información, con lo que no se satisficieran las necesidades de los consumidores y por lo tanto no sería eficiente. Un uso e intercambio de los recursos sólo se conseguirá mediante la economía de mercado y el sistema de precios de mercado que esta presenta.

En su libro anteriormente mencionado: “el camino a la servidumbre” se nos presenta otro punto del pensamiento hayekiano anti socialista, como la planificación acaba con la libertad personal. Así, Hayek se posicionaba como partidario de una dictadura en la que se protegiera la libertad antes que de una democracia donde no, poniendo como régimen ejemplar la dictadura de Salazar en Portugal.
El único argumento que encontró Hayekpara sustentar este pensamiento que carece de nexos causales era que sin la existencia de la propiedad privada aparece necesariamente una mega dependencia respecto al Estado que prácticamentereduciría a los ciudadanos del Estado a una situación de esclavitud, por mucho que los gobernantes tengan buena intención o pretendan impulsar ciertas medidas en favor de las ciudadanos la propia naturaleza del Estado es la que los subyugaría a la esclavitud, debido a que el estado debería poseer unos poderes tan abrumadoramente amplios que necesariamente repercutiría en la sociedad imponiendo las medidas decididas a gente que pudiera estar en contra de estas, y por lo tanto acabando con su libertad.

En caso de que las personas se pusieran en contra de estas medidas o decisiones el estado se verá obligado a coaccionar a estas personas, provocando así que los únicos gobernantes capaces de llegar al puesto fueran aquellos dispuestos a cometer todo tipo de crueldades.

Frente al fracaso y la pobreza que han producido en la práctica las teorías liberalizadoras y privatizadoras de Hayek cabe plantearse si realmente su alternativa al socialismo es o no efectiva, o sí más bien sería más adecuado un término medio como en el que se encuentra Keynes con un éxito en sus teorías, que aunque no absoluto, si superior a las de Hayek en la práctica.

Raúl Perez Abarca
Adrián Saúl Sánchez Garda
Francesc Saldaña Llatser
Alejandro Rocamora Fernández



Fuentes:
“El camino a la servidumbre” – Friedrich August Von Hayek

Hayek vs Keynes en la actualidad




Tras haber analizado el recorrido biográfico y personal de estas dos eminencias del campo de la economía, es hora de analizar cómo sus ideas han dado forma a la actualidad.
Haciendo un repaso de la práctica de cómo las ideas de ambos se han llevado a la práctica, vemos el auge de las ideas de Keynes en 1936 como respuesta a la Gran Recesión de 1929.  En este momento las ideas de Keynes gozaban de gran popularidad entre la población y sus dirigentes por lo que se aplicaron alrededor de todo el globo. 

Posteriormente los principios del keynesianismo fueron aplicados de una u otra manera en gran parte de los Estados occidentales desde el final de la Segunda Guerra Mundialhasta que en los años '70 un nuevo tipo de crisis llevó a su cuestionamiento​ y el resurgimiento de aproximaciones clásicas bajo el neoliberalismo.

Por otra parte, las ideas hayekianas no tendrían su momento hasta años después. Coincidiendo con el fin de la década de los 60 y tras la enorme inflación, las ideas de Hayek y sus defensores como Milton Friedman aumentaron su influencia en numerosos gobiernos como el Chile de Pinochet, los Estados Unidos de Reagan o, el mayor ejemplo, en el Reino Unido de Thatcher.

Pero la realidad es que en la actualidad ninguna de las corrientes ha conseguido imponerse sobre la otra y de hecho, revivimos este debate hace apenas unos años 

En 2007, el mercado de las hipotecas de alto riesgo empezó a desmoronarse, lo que indicaba que el experimento de varias décadas de duración consistente en permitir que unos mercados apenas controlados generarán crecimiento y prosperidad había fracasado.

Los países más desarrollados del planeta, agrupados en torno al G-20, pusieron en marcha amplios y extensos planes de estímulo (gasto público) con el ilusorio fin de impulsar la ansiada recuperación económica.
Su aplicación se concentró fundamentalmente en 2008 y 2009, al menos en lo que se refiere a la zona euro. Posteriormente, y sólo tras el estallido de la crisis de deuda soberana en 2010, los gobiernos se vieron forzados a dar marcha atrás, frenando en gran medida la extensión de tales estímulos ante el riesgo inminente de quiebra por parte de algunos países.
El aumento en el déficit fiscal promovido por la administración Obama, llegó a ser cercano al 10% del PIB en 2009 y superior al 8% en 2010 y 2011 lo cual fue crucial para superar la crisis en EEUU.

Por entonces, sin embargo, la vieja lucha ideológica había resurgido. Tras apenas un silencio de varias décadas, volvió a estallar la vieja polémica de Keynes y Hayek. Era como si los 80 años transcurridos no hubiesen pasado. 

Así pues, de la mano del resurgimiento del debate, hubo un resurgimiento en el interés por las ideas de ambas corrientes. Muchos apuntaban que lo sucedido se explicaba en la explicación hayekiana de los ciclos de inflación/burbuja y quiebra/pinchazo, pues afirmaban que los modelos de riesgo basados ​​en datos basados ​​en patrones que se repetían en los mercados financieros de manera predecible fueron apoyados por la regulación. Estos modelos fueron adoptados ampliamente en todo el mundo. Y, cuando estos fallaron, todo el mundo financiero, alentado por la regulación a adoptar el mismo enfoque para la gestión del riesgo y la configuración del capital, se desmorona al mismo tiempo.

Así desde la perspectiva Hayekiana la intervención en los mercados había sido la causante de
de la transmisión errónea de la información económica lo que provocó un desajuste a nivel global, debido a los macro-modelos económicos que habían propuesto las instituciones a nivel global.



En resumen, el legado científico de Keynes está plasmado en las instituciones de los estados modernos, en la estructura que adquirió el estudio y la práctica de la ciencia económica y en el saber común acerca del funcionamiento de la economía de mercado. Los economistas e intelectuales que apuestan por tomar un giro a las políticas de Hayek apuntan a las mismas instituciones como parte del problema, pues estas habrían derrumbado la confianza y la reputación del mercado con sus regulaciones al contrario de lo que propone Hayek.

En definitiva Hayek, o mejor dicho los hayekianos, aportan un punto de vista crítico sobre la situación actual colocando el foco del problema sobre el intervencionismo que siempre han repudiado.

Como conclusión final vemos como el debate se eterniza a falta de que se abra un nuevo camino para resolver estos problemas. Aquel brillante economista que lo consiga tendrá más que asegurado un Premio Novel con su nombre. Puede que solo así seamos capaz de trascender los grandes pensadores del siglo XX como Hayek y Keynes.



Raúl Pérez Abarca.
Adrián Saúl Sánchez Garda.
Francesc Saldaña Llatser.
Alejandro Rocamora Fernandez.

Fuentes consultadas:


Biografía Friedrich Hayek


Biografía Friedrich Hayek

Al hablar de Hayek solo podemos pensar en uno de los grandes economistas del siglo XX y el mayor exponente y representante de la Escuela Austriaca de Economía. Conocido principalmente por su defensa del liberalismo y sus críticas a la economía planificada y al socialismo Hayek supuso una de las mayores influencias en materia económica de la Europa de posguerra. Hoy vamos a hacer un repaso biográfico que nos ayude a entender cómo se elaboró el pensamiento del austriaco y a contextualizar sus ideas en su marco histórico.
Friedrich August Von Hayek nació en la Viena de 1899 en lo que entonces todavía era el Imperio Austro-Húngaro. Creció en el seno de una familia acomodada de altos académicos y funcionarios donde la vida intelectual y universitaria era muy valorada. Sin embargo, nunca bue un estudiante muy brillante durante su juventud. Según confesión propia, si tomaba apuntes no podía comprender lo que escuchaba y como era incapaz de retener de memoria las explicaciones de sus profesores, se veía obligado a reproducir siempre ex novo y con gran esfuerzo los razonamientos que deseaba exponer. Como indica en su artículo "Dos tipos de mente", Hayek achacaba su fructífera capacidad intelectual precisamente al proceso mental, aparentemente desordenado e intuitivo, que le caracterizaba y que tanto contrastaba con la mente de otros teóricos de la Escuela Austríaca que, como Böhm Bawerk o el propio Von Mises, dominaban absolutamente su materia y eran capaces de exponerla, incluso oralmente, con gran rigor y claridad.
El primer rasgo que definiría el pensamiento fueron las Guerras Mundiales. Hayek participó personalmente en la primera guerra mundial (Donde, según él mismo, la experiencia de la guerra fue la que le condujo a interesarse por las ciencias sociales) y como muchos otros vio desde su posición de emigrado los destrozos que la segunda guerra mundial hizo en su tierra de origen lo que pudo influir en la poca simpatía que desarrollo hacia los estados.

No fue hasta después de la guerra cuando se centró en sus estudios a tiempo completo en la universidad de Viena. Allí estudió bajo el tutelaje de Friedrich Von Weiser, Von Misses y Carl Menger entre otros grandes pensadores. En esta misma universidad sería donde obtendría doctorados en derecho y política en 1921 y 1923 respectivamente. En sus comienzos, como el mismo señalaba, Hayek no se diferenciaba de sus compañeros en lo que a ideas políticas se refiere, socialista Fabiano, pensaba que la benigna intervención del estado era capaz de mejorar el orden social. No sería hasta la lectura de la obra de su compañero Von Misses Die Gemeinwirtschaft que Hayek abandonara los ideales socialistas que abrazó en su primera juventud (Robbins y Röpke, entre muchos otros, también tuvieron una experiencia semejante como resultado de la lectura del libro de Von Mises). A partir de entonces, y gracias a una recomendación de Wieser, Hayek empezó a colaborar estrechamente con Von Mises en el ámbito profesional, primero en la oficina de reparaciones de guerra que dirigía Von Mises y después en el Instituto Austríaco del Ciclo Económico que estos dos habían fundado, llegando a ser el director de este en el año 1927. También colaboró con él en el terreno académico, llegando a ser uno de los participantes más productivos del seminario de teoría económica que Von Mises mantenía quincenalmente en su despacho del Secretario General de la Cámara de Comercio de Viena. A partir de 1931, y gracias a otro discípulo de Von Mises, Lionel Robbins, Hayek ocupó una cátedra hasta 1949 en la London School of Economics, convirtiéndose en el principal exponente en lengua inglesa de las aportaciones de la Escuela Austríaca de Economía. Economista austríaco y teórico de la política.

Fue allí donde comenzó una fuerte rivalidad con Keynes y la beligerancia hacía sus ideas. Su enfrentamiento comenzó cuando Hayek hizo un escrito desfavorable al libro de Keynes Tratado sobre el dinero y Keynes le replicó. Después, Keynes tomó la iniciativa y pidió a Piero Sraffa que hiciera un informe crítico de la obra Precios y producción de Hayek, que este replicó. En 1936, con la publicación de la Teoría general, Keynes cambia de posición respecto a su anterior tratado y plantea una teoría completamente nueva. Con esto logró que sus tesis fueran las que se impusieran. En respuesta a esta obra Hayek no hizo ninguna reseña, intentando evitar las duras controversias que había hecho surgir anteriormente y suponiendo ante el cambio de forma de pensar de Keynes que su nueva posición no duraría. Keynes fue mordaz al comentar el libro de Hayek "Precios y Producción", al que llamó "uno de los más espantosos embrollos que he leído". Obvió la nueva idea keynesiana de los agregados económicos ya que partía de premisas radicalmente diferentes a las suyas. Desarrolló entonces un esbozo de teoría austriaca del ciclo en una obra que se titularía La teoría pura del capital donde no terminaba de desarrollar una teoría dinámica del ciclo. Frente a la creciente popularidad del keynesianismo, Hayek confió en que las últimas objeciones de Keynes a su propia teoría influirían en sus herederos y en que sus ideas no llevarían a políticas antiliberales por ser éste mismo social y políticamente liberal, dejando así el problema del ciclo económico austríaco (que implicaría una revisión del paradigma macroeconómico keynesiano) para ser resuelto por otros economistas, cosa que no sucedería durante su tiempo de vida y sólo comenzaría a plantearse mucho tiempo después (véase el intento de resolución ordinal de Roger Garrison y Adrián Ravier).

Después de esto, Hayek dejó las cuestiones técnicas de la economía para dedicarse a temas más filosóficos o sociales, creó la Mont Pelerin Society en 1947 para oponerse al socialismo. Como es de sobra conocido finalmente fueron las ideas de Keynes las que se impusieron durante los años 30 y tras la Segunda Guerra Mundial, sumado a la proliferación de los gobiernos socialistas y socialdemócratas hizo que la influencia, fama y relevancia de la que Hayek había gozado de joven se diluyese.
En 1947, Hayek participa activamente en la fundación de la Sociedad del Monte Peregrino, financiada por el empresario suizo Albert Hunold. Éste reúne a industriales y banqueros suizos a fin de financiar el "think tank". Las reuniones internacionales son financiadas, en un primer momento, por las fundaciones Relm y Earhart, esta sociedad reunira a monetaristas como Milton Friedman, a miembros de la escuela del Public Choice como James M. Buchanan, así como a personalidades asociadas a la corriente neoaustriaca.
En 1950 se trasladó a Estados Unidos, y tras haber sido rechazado por la facultad de económicas (tras los numerosos enfrentamientos tanto metodológicos como teóricos), impartió lecciones de ciencias sociales en la Universidad de Chicago cuyo departamento si lo acepto. Un año antes de esto tuvo uno de los sucesos más relevantes en su vida personal, en 1949 se divorció de su mujer para casarse con un antiguo amor de juventud, una prima suya que se había casado con otro hombre y a la que volvió a encontrar por casualidad cuando fue a visitar a sus familiares vieneses tras la II Guerra Mundial De regreso a Europa. El coste que para Hayek y su familia tuvo esta decisión fue enorme. Sus amigos ingleses, encabezados por Robbins, le abandonaron, y parece ser que el disgusto del divorcio le costó la vida a su primera mujer, aunque éste fue siempre un tema "tabú" sobre el que Hayek y sus más próximos allegados nunca quisieron hablar. El caso es que Hayek no se reconcilió con Robbins hasta muchos años después, con motivo de la boda de su hijo Lawrence, y se vio obligado a "exiliarse" en EE.UU. durante los años 50 y parte de los 60.
Hayek empezó además a sufrir importantes achaques de salud: primero fueron problemas metabólicos que le dejaron extraordinariamente delgado, después una sordera creciente le convirtió en un intelectual hasta cierto punto distante en el trato personal; por último, agudos y recurrentes ataques de depresión le dejaban postrado e intelectualmente improductivo durante largas temporadas. (En el prólogo de Derecho, legislación y libertad, declara que en algunos momentos llegó a pensar que los problemas de salud que le aquejaban le impedirían acabar el libro.) No sabemos hasta qué punto estas duras experiencias personales reafirmaron en Hayek el convencimiento sobre la importancia vital que los comportamientos morales de tipo pautado tienen para preservar la vida individual y social del ser humano, pero al advertir el énfasis que Hayek da en sus obras a este tema, uno tiene la impresión de que este motivo ha sido desarrollado por alguien que sabía muy bien, de primera mano, de qué estaba hablando.
En 1962 volvió a Europa, a la Universidad de Friburgo, donde estaría hasta que, al jubilarse en 1969, retornó a su Austria natal, a la Universidad de Salzburgo hasta que se retiró en 1977. En 1974 (mismo año en el que conluyó sus estudios en pedagogía), fue laureado con el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, compartido con Gunnar Myrdal, por sus trabajos en el campo de la teoría monetaria y las fluctuaciones económicas y los análisis de la interdependencia de la economía, la sociedad y las instituciones. A partir de entonces su salud (tanto física como mental) mejoró y comenzó una gran actividad que lo llevaría a viajar por todo el mundo exponiendo sus ideas y logrando culminar varios libros más. El último, La fatal arrogancia: los errores del socialismo fue publicado cuando casi contaba 90 años de edad. Murió en 1992 en Friburgo, y fue enterrado en Viena.
En la década del 80 sus ideas jugarían un papel importante durante el gobierno de Margaret Tatcher. Al respecto Hayek dijo que "la libertad de elección debe ser más practicada en el mercado en vez de las urnas, la libre elección puede al menos existir bajo un régimen de dictadura pero no bajo una democracia sin límites que no pueden limitarse".


Autor: Raúl Pérez Abarca

Pensamiento político-económico de Hayek


Pensamiento político-económico de Hayek

No es pretencioso el decir que a la hora de tratar de Friedrich August Von Hayek, nos encontramos ante uno de los pensadores y teóricos más relevantes del siglo XX y cuya influencia es solo comparable a la de las grandes figuras de la economía. Sus ideas fueron no solo algunas de las aportaciones más importantes al liberalismo de los últimos dos o tres siglos si no tambíen fuente de inspiración para numerosos gobernantes y economistas. Tal fue así que participó durante su vida en varias de las grandes batallas intelectuales del siglo XX.
Una vez teniendo contextualizada la vida y trabajo de Hayek, nos toca adentrarnos en su pensamiento y obras que dividiremos en tres épocas: Juventud y formación académica, adultez y economía técnica y madurez y filosofía social.

Juventud y formación académica:

Si tuviéramos que sintetizar el trabajo de Hayek en una sola frase, yo personalmente lo haría como “un afán incansable por la obtención de una sociedad verdaderamente libre”.
Esto es más que curioso si tenemos en cuenta dos cosas, primero, que Hayek en un primer lugar centró su interés en las ciencias naturales y sociales y, segundo, que comenzó su recorrido económico como defensor del socialismo fabiano, una rama del socialismo no revolucionaria, que apostaba por la aplicación de fundamentos científicos, la planificación del gobierno y el control de la economía mediante la intervención como herramienta para solucionar problemas sociales.


Fue en el hervidero intelectual, a pesar de sus pocas condiciones materiales, de la universidad de Viena donde Hayek sería introducido a la escuela austriaca de economía y al estudio y ampliación de la ideas liberales del siglo XVIII y a la obra Adam Smith. Serían sus escritos sobre el efecto de el libre mercado en la economía y la división del trabajo los que sentarán las bases sobre la que Hayek edificará su pensamiento.
Igualmente, sería la misma escuela austriaca la que ampliará la teoría de Smith comenzando con el innovador libro de Carl Menger “Principios de economía”, donde afirmaba que el valor de cualquier producto dado no está determinado por la cantidad de mano de obra que se insume en hacerlo o por el coste de la producción, si no que era el resultado de los deseos individuales del comprador y el vendedor, pues cada consumidor estimaba que cantidad de su patrimonio estaba dispuesto a intercambiar por el producto o servicio de otro a la vez que el productor determinaba cuánto estaba dispuesto a aceptar por su producto o servicio. De tal modo, el intercambio no tendría lugar si ambas partes no estaban conformes con el acuerdo sobre el precio, es decir, que ambas partes salieran beneficiadas.


Este énfasis en el individuo y en la naturaleza subjetiva de la información económica fue una constante en la escuela austríaca, lo que resultaría en la publicación de una de las obras que fue piedra angular en el trabajo de Hayek “El Socialismo” de Ludwig Von Mises. Esta obra haría que Hayek rechazase tanto las ideas socialistas como las que afirmasen que la intervención estatal podría traer ningún bien a la economía o a la sociedad. Bajo la influencia de la escuela austriaca, Hayek entendería que puede haber orden en económico y social sin la necesidad de un planificador central, ideas que serían el germen tanto de su teoría del “Orden Espontáneo” y de la “División del Conocimiento”.


Adultez y economía técnica:

Así, de la mano de Von Mises, Hayek iniciaría un enfrentamiento intelectual con las principales ideas políticas y económicas del siglo XX. Ambos afirmaban que el un estado socialista era económicamente inviable y por lo tanto socialismo a la práctica era técnicamente imposible.
En 1929 Hayek publicaría su primer libro, Teoría Monetaria y Ciclo Económico, en este libro ampliaba las teorías de la Escuela Austriaca. En el desarrolla la idea de que los precios de los bienes y servicios, incluidas las tasas de interés, son seña de información que son vitales para los planes independientes de los consumidores y los productores. El punto principal del libro de Hayek fue que, generalmente, estas señas de información hacen posibles armónicos y espontáneos ajustes globales dentro de la economía y que por otra parte la intervención por parte del gobierno en la economía, por mínima que fuese podría causar fallos, o como él diría (relacionándolo con su teoría de la división de conocimiento) información distorsionada. Esta información distorsionada llevaría a desajustes en la economía que al intentar corregir otra vez por la intervención únicamente producirían otros desajuste igual o mayor, produciéndose así un efecto de bola de nieve que en última instancia pueden llevar la economía a la ruina.
De manera simplificada, esta teoría, más tarde llamada “División del conocimiento”, afirmaba que en una economía bien ordenada los precios transmiten conocimiento ese conocimiento no debería ser distorsionado por la intervención del gobierno.
Sería justo esta idea la que colocaría a Hayek en el punto de mira del conflicto de las dos tendencias del pensamiento económico: El socialismo y el Keynesianismo.
Para Hayek el conocimiento económico estaba disperso entre los individuos y esto haría imposible cualquier planificación central, lo que haría de la economía algo imposible ya que no habría manera de computar toda la información tanto por su naturaleza subjetiva que a la práctica sólo los individuos podían conocer (Conocimiento de tiempo y lugar), como por la magnitud de la información en sí. Entonces cualquier intento de planificación central sería puramente arbitrario y, lo más probable, destructivo para la prosperidad economía.
Los aportes de Hayek estaban también directamente en desacuerdo con las políticas que estimulantes del consumo. Estas políticas eran el pilar del intervencionismo más moderado de John Maynard Keynes. Por lo tanto Hayek había rechazado las dos tendencias más dominantes en el pensamiento económico. Lo que comenzaría una de las batallas intelectuales más memorables de toda la historia de la economía solo intensificada con el traslado de Hayek a la London School of Economics. Allí sentaría las bases y defendería su teoría del “Orden Espontáneo”.
El Orden Espontáneo afirma que en una sociedad puede haber un gran orden a pesar de que no haya nadie ordenando. Para lograr este orden sería necesario que los precios fluctuaran sin interferencia.

Esto sería la base de la visión económica de Hayek a la vez que era gran parte de su visión política por contraposición pues creía que el que actuar por lo intereses y necesidades de otros en base de información abstracta e imprecisa era un error. Hayek al final consiguió desarrollar de una manera brillante la idea de la “División de trabajo”.
Volvemos entonces al punto central de su pensamiento, que ningún planificador central era capaz de reunir el conocimiento suficiente para poder ofrecer el mismo orden y riqueza que se produce de forma espontánea en un mercado libre. A final de cuentas y entrando en un plano mas sociopolítico, Hayek, afirmaba que el control central sobre las decisiones económicas individuales, conduce inevitablemente al control de lo que se le permite hacer a los individuos y las ideas que se les permite desarrollar o como él mismo citaría posteriormente en El Camino a la Servidumbre “El control de la producción de la riqueza es el control de la vida humana en sí”.
Estas ideas llevaron a Hayek a un prolongado debate con los socialistas de la época en lo que se denominó como “El debate sobre el cálculo socialista”. En el tanto Hayek como Von Mises, seguiría sosteniendo que el socialismo es imposible, esgrimía que debido a las teorías mencionadas anteriormente la capacidad de un estado socialista para decidir qué método de producción era el más eficaz. Estas ideas sin embargo no persuadieron a los pensadores socialistas siendo uno de los mayores ejemplos Oskar Lange, prominente socialista polaco y miembro de la mismísima Escuela Austriaca. Según Lange, Mises hizo un servicio al socialismo señalando la necesidad de perfeccionar el sistema de cálculo económico para que este fuera más cuidadoso, es decir que Mises y Hayek sólo señalaban un problema que los socialistas bien podían resolver. Este argumento fue convincente para la mayoría de académicos y para el público en general, cosa que no era difícil ya que la opinión pública estaba firmemente a favor de un mayor control gubernamental sobre la vida económica y consecuentemente radicalmente en contra de las opiniones de Hayek.
Por otra parte John Maynard Keynes abogaba por que el papel del gobierno era estimular el crecimiento económico.a través de la inflación monetaria y el gasto en la obra pública que como ya hemos visto confrontaba frontalmente con las ideas de Hayek, aunque el debate de estos dos grandes pensadores.


Madurez y filosofía social:

Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial , Hayek vió como sus temores sobre la sociedad se plasmaron en uno de los conflictos más cruentos de la historia, si no el que más. Hayek afirmaba que estos sucesos no tenían otro desencadenante más que la privación de la libertad misma y la deshumanización de todos los que no se ajustaran a la idea preconcebida de los burócratas de cómo debía ser una sociedad. Afirmó así a diferencia de los socialistas, marxistas y muchos de sus compañeros, que el nazismo no era producto del capitalismo sino su antítesis.
Esta terrible guerra tuvo un efecto muy notable sobre él pues, tras esta, Hayek cambió el enfoque de su investigación de una economía técnica a un plano más filosófico, social y, aunque a este no le gustara tratarlo como tal, político. Fue en este campo donde Hayek haría muchas de sus contribuciones más conocidas e importantes. Fue tras este cambio de enfoque cuando Hayek publicaría el que a la postre fue su libro más famoso Camino a la Servidumbre en el que afirmó que hasta la más leve intervención del gobierno podría desencadenar en última instancia en la imposición del totalitarismo, esta crítica no fue solo dirigida somo ataque al comunismo, el socialismo y la URSS, sino también como advertencia sobre cualquier tipo de intervención estatal. El argumento era parecido al utilizado en su teoría sobre la división del conocimiento, afirmaba que la planificación conduce a consecuencias imprevistas que requerían aún más planificación y, finalmente, a intentos de planificación central y totalitarismo. Pues como él escribiría “Los errores del gobierno se agravan cuando los mismos planificadores que los hicieron tratan luego de corregirlos, dando lugar a más intervención de gobierno. En último instancia, la gente deberá adaptarse al plan de los burócratas, en lugar de ser al revés”. En definitiva, afirmaba que cualquier intento de un gobierno, aún bien intencionado de intervenir en la economía, podría conducir a un desastre. Camino a la servidumbre fue una obra que no dejó indiferente a nadie provocando reacciones a ambos lados de la trinchera intelectual y acunando un éxito monumental en su distribución por todo el globo. Esto llevaría a la postre a que Hayek fuese puesto otra vez bajo crítica por numerosos académicos favorables al socialismo llegando a ser directamente rechazado y tomado como anticientífico por algunos de ellos.

A nivel mundial, las ideas que se impusieron finalmente durante las décadas de los 40 y 50 fueron las Keynesianas pues se creía que si la planificación económica había sido exitosa durante la guerra, esta lo podía ser durante periodos de paz, algo que Hayek rechazó completamente.
Todas estas confrontaciones jugarían un papel negativo en la reputación de Hayek, aún así en 1950 fue invitado por el departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Chicago, donde alejaría sus investigaciones durante un tiempo de la economía y se centraría en otras disciplinas como fueron sus estudios psicológicos y la historia.
Años más tarde en 1960 publicaría otra de sus obras más relevantes, La constitución de la libertad este libro supuso un compendio moderno de las ideas liberales y la importancia de una sociedad libre para la civilización. Así pues, Hayek trajo de vuelta las ideas del liberalismo clásico en términos modernos. Una de estas ideas era que el papel del estado era el de asegurar la libertad y progreso humanos a través del Estado de Derecho a la vez que se esmeró en definir concisamente lo que entendía o no como ley. Para Hayek la ley se basaba en un sistema de prueba y error en el que los principios sociales más efectivos son transmitidos de una generación a la siguiente. Muchas de las leyes o reglas de la sociedad no serían producto de un diseño consciente si no de una evolución cultural que permitió que la mayor parte de las ideas efectivas se transmitieran. Estas leyes serían refinadas por el tiempo, las costumbre, la tradición y la experiencia. Esta idea nos recuerda inevitablemente al Orden Espontáneo que ya se ha tratado, otro ejemplo de cómo el enfoque del conocimiento de Hayek fue holístico, permitiendo unir las diferentes ramas del saber en su obra. Continuando con su trato sobre la ley, Hayek mantenía dos principios respecto a ella. El primero es que estas debían de ser generales, no específicos mandatos centralizados para impedir que se instrumentalicen en la concesión de privilegios pues la verdadera libertad equivale a igualdad ante la ley. En este aspecto Hayek se preocupaba de que los gobiernos erraran, pues creía que confunden ley con legislación. La legislación en el sentido estricto debe limitarse a las ideas generales y no a las órdenes, mandatos dados a grupos particulares para que concedan privilegios a algunos e impongan derechos especiales sobre otros. Lo segundo es que pensaba que las leyes únicamente tienen que decir a los ciudadanos lo que no hacer a fin de evitar daños a terceros. Las leyes determinarán qué estrategias o métodos no se les permitiría utilizar para mejorar su propia situación, pero manteniendo que estos fueran libres de elegir en las opciones y espacios restantes. Aún así Hayek mantenía que los gobiernos tenían que ser capaces de asegurar unos mínimos a la población en campos como la salud, el medio ambiente y la asistencia en caso de desastre pero que deberían ser privatizadas siempre que fuera posible.
Con su obra Legislación, orden y libertad de tres volúmenes (1973, 1976 y 1979) Hayek intentaría expandir los principios mostrados en La constitución de la Libertad. Legislación, orden y libertad  tuvo un alcance arrollador y sustancial importancia. Hayek dedicó cada uno de estos libros a una de las que él denominaba ideas fundamentales sobre la preservación de una sociedad de individuos libres. La primera sería el “orden sin órdenes”, esta era una aclaración de su concepto de orden espontáneo y como se podía originar orden mediante por la coordinación mediante distintos mecanismos de todos los planes de los individuos. Estos mecanismos serían los de transmisión de la información, los mercados, las prácticas consuetudinarias, los valores, el idioma y la tradición.
En el segundo volumen trataría la “Justicia Social”, para Hayek el término Justicia Social no tenía un significado claro y podía ser utilizado simplemente para disfrazar la parcialidad política del usuario. Como un estándar por el cual juzgar la economía era en el mejor de los casos inútil, en el peor, perjudicial ya que oscurece la verdadera naturaleza de Justicia como del Orden Social. Cualquier intento deliberado de corregirla distribución de acuerdo a los principios de Justicia Social serían incompatibles con una sociedad libre, una cosa sería la Justicia social y otra la Distribución Igualitaria. Hayek creía en lo que él denominaba “Justicia Verdadera” que a fin de cuentas era una igualdad de las personas mediante el imperio de la ley. Las diferentes condiciones entre los individuos y los grupos que no son el resultado de interferencia no implica una falta de Justicia Social.
La tercera parte de la trilogía trataba sobre la Democracia y como esta no equivalía directamente a Libertad. El pensaba que el confundir conceptos era algo trágico y le parecía mucho más importante un orden constitucional que limitara el poder del gobierno para interferir con el orden espontáneo de la sociedad. En la medida que la democracia tenga funcionarios gubernamentales responsables de sus acciones, es una parte esencial para que un sistema político funcione. Por esto por sí misma la democracia no es una garantía para la libertad.
El último libro de Hayek La arrogancia fatal fue publicado en 1988, en el hayek advirtió a sus lectores sobre la tentación de suponer que las instituciones sociales y las prácticas heredadas pueden ser simplemente alteradas o abolidas para adaptarse a las necesidades momentáneas de los aspirantes a reformadores.
Todas estas obras tuvieron una influencia enorme a nivel internacional tanto como pensador liberal y conservador, llegando a asesorar a diferentes gobiernos en sus políticas económicas tras la vuelta del liberalismo económico en los años 70. Entre las dos figuras más notables están Margaret Thatcher (a quien inspiró fuertemente) y a Augusto Pinochet  aunque su influencia y su contacto no fue especialmente fuerte, limitándose más bien a entrevistas. También se deja ver su sombra en la constitución chilena de 1980.
Ronald Reagan afirmó que junto con Milton Friedman era de las personas que más habían influido en el filosóficamente. También tuvo una fuerte influencia en la revolución de terciopelo y en las reformas que pusieron en práctica los países de Europa del Este en sus últimos años de comunismo.



Friedrich Hayek ha sido una de las personas que más fueron escuchadas durante el pasado siglo, hay quien ha llegado a decir que es el Marx del siglo XX. Se puede estar en desacuerdo con Hayek, pero es innegable la profundidad de su análisis y su forma de dar una nueva perspectiva a las teorías neoclásicas.

Autor: Raúl Pérez Abarca

Keynes y Hayek frente al socialismo

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