Mientras aparecían las evidencias contrarias a las
predicciones de la teoría keynesiana, el pensamiento predominante entre los
economistas se vio fuertemente influído por economistas como Phelps y Friedman,
influenciados muy fuertemente por las ideas de Hayek. Estos economistas enfatizaron
la existencia de una tasa de desempleo "natural", la que se encuentra
asociada a un nivel de producto que también puede calificarse de "natural".
Estos niveles de desempleo y producto "naturales" se determinan por
el conjunto de precios relativos existente en la economía, dadas ciertas
condiciones de oferta y demanda en los diferentes sectores.
A pesar de la constante confrontación de las teorías de Keynes
con las de Hayek de las cuales parecía que Keynes había salido exitoso, a
finales de los años 60, la verificación de un cuadro de inflación con desempleo
en las principales economías industrializadas, junto con la aparición de
importantes cuestionamientos conceptuales a la consistencia de la teoría
keynesiana, llevaron a un progresivo retorno hacia el programa de trabajo de
teoría clásica.
En efecto, la comprobación de un cuadro de inflación con
desempleo evidenciaba un patrón de comportamiento de la oferta agregada diferente
al supuesto por la teoría keynesiana. En estas condiciones, no era válido
suponer que la inflación actuaba como elemento lubricante del sistema de
precios, permitiendo realizar los ajustes necesarios en los precios relativos
para llegar a un punto de pleno empleo.
Por el contrario, la recomendación que
se derivaba de esta experiencia era que la política económica debía apuntar al
logro de bajas tasas de inflación.
Luego, sólo en el
corto plazo sería plausible conseguir aumentos del producto y el empleo a través
de un manejo expansivo de la demanda agregada, efecto que desaparece una vez
que los agentes económicos logran distinguir entre los cambios del nivel
general de precios y los cambios de precios relativos, y proceden a ajustar sus
expectativas de inflación a las condiciones de gasto prevalecientes en la economía.
Milton Friedman |
Lo que podemos ver en la historia es que nunca se ha llevado
a cabo una política económica fielmente hayekiana, si no que se han llevado a
través de otros economistas como los anteriormente nombrados Friedman y Phelps.
Por ello nos centraremos en Chile, bajo la dictadura
neoliberal de Agusto Pinochet, asesorada por el anteriormente mencionado economista
hayekiano Milton Friedman. Este llamo a esta aplicación económica el “milagro
de Chile”.
Esta política consistió a grandes rasgos en la
liberalización de la economía, la aplicación de la economía de mercado,
paradójicamente “a la fuerza”. En un principio se pretendía recuperar la
economía del país, que venía de una trayectoria inestable políticamente por los
constantes intentos de derrocar el gobierno del presidente Salvador Allende.
Pero lo que se observa como resultado eventualmente, fue la acentuación de las
desigualdades en el país, situando a Chile entre los países con mayor
desigualdad del mundo, lugar donde a pesar de las mejoras aún se mantiene.
Agusto Pinochet |
Los puntos clave de la política económica de Pinochet se
recogían en un escrito conocido como “El Ladrillo”.
Chile abrieron la economía al exterior, dejando de lado el
tradicional camino del proteccionismo y afectando a los sectores económicos
tradicionales chilenos, como la agricultura o el sector textil.
Se instauró un sistema de pensiones privadas que se conoció
popularmente como “ahorro forzoso”. En este sistema no se pueden retirar los
ahorros de jubilación hasta el día que se jubilen. Mientras, las
administradoras invierten el dinero, favoreciendo la capitalización de otras
empresas.
También se crearon las Instituciones de Salud Previsional
destinadas a generar una alternativa privada de salud.
Pero el punto culminante de este sistema fue el educativo,
donde algunos autores se refieren al modelo que se aplicó como el “Apartheid
educativo”. Pues el nivel adquisitivo de las familias condicionaba de forma
decisiva la educación de los hijos condenándolos a un estilo de vida u otro, no
teniendo en cuenta las aptitudes o capacidades personales que puedan tener,
sino el dinero o el puesto de sus progenitores.
También apoyado en Friedman, el presidente estadounidense,
Ronald Reagan, implementó en la década de los 80, políticas económicas
liberalizadoras de tipo hayekiano.
Estas políticas se apoyaron en 4 puntos principales: Reducir
el crecimiento del gasto público, para así poder bajar los impuestos, reducir explícitamente
los tipos marginales de los impuestos que gravaban el trabajo y el capital
(Impuesto sobre la renta e Impuesto sobre las ganancias de capital). El tercer
punto fue reducir la regulación de la actividad económica y finalmente el control
de la oferta monetaria y reducir la inflación.
Mediante medidas principalmente de monetarismo y
privatización el resultado obtenido fue el mismo que con Pinochet: aumentar la
desigualdad, enriqueciendo más aún a los ricos y pauperizando más a los pobres.
Esto se explica debido a que la política económica de Reagan
se dirigió a liberar de impuestos a las empresas prósperas y a los
contribuyentes más ricos, bajo el supuesto de que eso era bueno para todos. A
través de la llamada teoría del goteo, los inspiradores de ella sostenían que:
parte de los beneficios de los ricos se filtraba hacia las capas pobres de la
población, con lo cual todos quedaban contentos y el país se desarrollaba.
Teoría que se demostró históricamente y se sigue demostrando
que no se cumple, es decir, que la riqueza no se filtra.
La principal crítica que se hace a esta política económica
ha sido el tacharla de contradictoria, pues adaptando medidas que objetivamente
benefician al capitalista o inversor que ya tiene ese dinero y ese bienestar
pretendía enriquecer a toda la sociedad y mejorar el bienestar y la calidad de
vida de incluso las capas más bajas, en cuanto a poder adquisitivo se refiere.
Aunque Hayek como individuo no
llegó a aplicar sus ideas económicas, si se llegaron a aplicar, como hemos
visto, de mano de otros economistas que heredaron sus ideas en gobiernos como
los anteriormente mencionados, o también en Inglaterra con el gobierno de
Margaret Thatcher que no desarrollaremos por no alargar el artículo pero que
resulta en esencia profundamente similar a la política económica de Ronald
Reagan.
Fuentes:
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