Pensamiento
político-económico de Hayek
No es pretencioso el decir que a la
hora de tratar de Friedrich August Von Hayek, nos encontramos ante uno de los
pensadores y teóricos más relevantes del siglo XX y cuya influencia es solo
comparable a la de las grandes figuras de la economía. Sus ideas fueron no solo
algunas de las aportaciones más importantes al liberalismo de los últimos dos o
tres siglos si no tambíen fuente de inspiración para numerosos gobernantes y
economistas. Tal fue así que participó durante su vida en varias de las grandes
batallas intelectuales del siglo XX.
Una vez teniendo contextualizada la
vida y trabajo de Hayek, nos toca adentrarnos en su pensamiento y obras que
dividiremos en tres épocas: Juventud y formación académica, adultez y economía
técnica y madurez y filosofía social.
Juventud y formación académica:
Si tuviéramos que sintetizar el
trabajo de Hayek en una sola frase, yo personalmente lo haría como “un afán
incansable por la obtención de una sociedad verdaderamente libre”.
Esto es más que curioso si
tenemos en cuenta dos cosas, primero, que Hayek en un primer lugar centró su
interés en las ciencias naturales y sociales y, segundo, que comenzó su
recorrido económico como defensor del socialismo fabiano, una rama del
socialismo no revolucionaria, que apostaba por la aplicación de fundamentos
científicos, la planificación del gobierno y el control de la economía mediante
la intervención como herramienta para solucionar problemas sociales.
Fue en el hervidero intelectual, a
pesar de sus pocas condiciones materiales, de la universidad de Viena donde
Hayek sería introducido a la escuela austriaca de economía y al estudio y
ampliación de la ideas liberales del siglo XVIII y a la obra Adam Smith. Serían
sus escritos sobre el efecto de el libre mercado en la economía y la división
del trabajo los que sentarán las bases sobre la que Hayek edificará su
pensamiento.
Igualmente, sería la misma
escuela austriaca la que ampliará la teoría de Smith comenzando con el
innovador libro de Carl Menger “Principios de economía”, donde afirmaba que el
valor de cualquier producto dado no está determinado por la cantidad de mano de
obra que se insume en hacerlo o por el coste de la producción, si no que era el
resultado de los deseos individuales del comprador y el vendedor, pues cada
consumidor estimaba que cantidad de su patrimonio estaba dispuesto a
intercambiar por el producto o servicio de otro a la vez que el productor
determinaba cuánto estaba dispuesto a aceptar por su producto o servicio. De
tal modo, el intercambio no tendría lugar si ambas partes no estaban conformes
con el acuerdo sobre el precio, es decir, que ambas partes salieran
beneficiadas.
Este énfasis en el individuo y en la
naturaleza subjetiva de la información económica fue una constante en la
escuela austríaca, lo que resultaría en la publicación de una de las obras que
fue piedra angular en el trabajo de Hayek “El Socialismo” de Ludwig Von Mises.
Esta obra haría que Hayek rechazase tanto las ideas socialistas como las que
afirmasen que la intervención estatal podría traer ningún bien a la economía o
a la sociedad. Bajo la influencia de la escuela austriaca, Hayek entendería que
puede haber orden en económico y social sin la necesidad de un planificador
central, ideas que serían el germen tanto de su teoría del “Orden Espontáneo”
y de la “División del Conocimiento”.
Adultez y economía técnica:
Así, de la mano de Von Mises, Hayek
iniciaría un enfrentamiento intelectual con las principales ideas políticas y
económicas del siglo XX. Ambos afirmaban que el un estado socialista era
económicamente inviable y por lo tanto socialismo a la práctica era
técnicamente imposible.
En 1929 Hayek publicaría su primer
libro, Teoría Monetaria y Ciclo Económico, en este libro ampliaba las
teorías de la Escuela Austriaca. En el desarrolla la idea de que los precios de
los bienes y servicios, incluidas las tasas de interés, son seña de información
que son vitales para los planes independientes de los consumidores y los
productores. El punto principal del libro de Hayek fue que, generalmente, estas
señas de información hacen posibles armónicos y espontáneos ajustes globales
dentro de la economía y que por otra parte la intervención por parte del
gobierno en la economía, por mínima que fuese podría causar fallos, o como él
diría (relacionándolo con su teoría de la división de conocimiento) información
distorsionada. Esta información distorsionada llevaría a desajustes en la
economía que al intentar corregir otra vez por la intervención únicamente
producirían otros desajuste igual o mayor, produciéndose así un efecto de bola
de nieve que en última instancia pueden llevar la economía a la ruina.
De manera simplificada, esta teoría,
más tarde llamada “División del conocimiento”, afirmaba que en una
economía bien ordenada los precios transmiten conocimiento ese conocimiento no
debería ser distorsionado por la intervención del gobierno.
Sería justo esta idea la que
colocaría a Hayek en el punto de mira del conflicto de las dos tendencias del
pensamiento económico: El socialismo y el Keynesianismo.
Para Hayek el conocimiento económico
estaba disperso entre los individuos y esto haría imposible cualquier
planificación central, lo que haría de la economía algo imposible ya que no
habría manera de computar toda la información tanto por su naturaleza subjetiva
que a la práctica sólo los individuos podían conocer (Conocimiento de tiempo y
lugar), como por la magnitud de la información en sí. Entonces cualquier
intento de planificación central sería puramente arbitrario y, lo más probable,
destructivo para la prosperidad economía.
Los aportes de Hayek estaban también
directamente en desacuerdo con las políticas que estimulantes del consumo.
Estas políticas eran el pilar del intervencionismo más moderado de John Maynard
Keynes. Por lo tanto Hayek había rechazado las dos tendencias más dominantes en
el pensamiento económico. Lo que comenzaría una de las batallas intelectuales
más memorables de toda la historia de la economía solo intensificada con el
traslado de Hayek a la London School of Economics. Allí sentaría las bases y
defendería su teoría del “Orden Espontáneo”.
El Orden
Espontáneo afirma que en una sociedad puede haber un gran orden a pesar de
que no haya nadie ordenando. Para lograr este orden sería necesario que los
precios fluctuaran sin interferencia.
Esto sería la base de la visión
económica de Hayek a la vez que era gran parte de su visión política por
contraposición pues creía que el que actuar por lo intereses y necesidades de
otros en base de información abstracta e imprecisa era un error. Hayek al final
consiguió desarrollar de una manera brillante la idea de la “División de
trabajo”.
Volvemos entonces al punto central
de su pensamiento, que ningún planificador central era capaz de reunir el
conocimiento suficiente para poder ofrecer el mismo orden y riqueza que se
produce de forma espontánea en un mercado libre. A final de cuentas y entrando
en un plano mas sociopolítico, Hayek, afirmaba que el control central sobre las
decisiones económicas individuales, conduce inevitablemente al control de lo
que se le permite hacer a los individuos y las ideas que se les permite
desarrollar o como él mismo citaría posteriormente en El Camino a la
Servidumbre “El control de la producción de la riqueza es el control de la
vida humana en sí”.
Estas ideas llevaron a Hayek a un
prolongado debate con los socialistas de la época en lo que se denominó como
“El debate sobre el cálculo socialista”. En el tanto Hayek como Von Mises,
seguiría sosteniendo que el socialismo es imposible, esgrimía que debido a las
teorías mencionadas anteriormente la capacidad de un estado socialista para
decidir qué método de producción era el más eficaz. Estas ideas sin embargo no
persuadieron a los pensadores socialistas siendo uno de los mayores ejemplos
Oskar Lange, prominente socialista polaco y miembro de la mismísima Escuela
Austriaca. Según Lange, Mises hizo un servicio al socialismo señalando la
necesidad de perfeccionar el sistema de cálculo económico para que este fuera
más cuidadoso, es decir que Mises y Hayek sólo señalaban un problema que los
socialistas bien podían resolver. Este argumento fue convincente para la
mayoría de académicos y para el público en general, cosa que no era difícil ya
que la opinión pública estaba firmemente a favor de un mayor control
gubernamental sobre la vida económica y consecuentemente radicalmente en contra
de las opiniones de Hayek.
Por otra parte John Maynard Keynes
abogaba por que el papel del gobierno era estimular el crecimiento económico.a
través de la inflación monetaria y el gasto en la obra pública que como ya
hemos visto confrontaba frontalmente con las ideas de Hayek, aunque el debate
de estos dos grandes pensadores.
Madurez y filosofía social:
Con el comienzo de la Segunda Guerra
Mundial , Hayek vió como sus temores sobre la sociedad se plasmaron en uno de
los conflictos más cruentos de la historia, si no el que más. Hayek afirmaba
que estos sucesos no tenían otro desencadenante más que la privación de la
libertad misma y la deshumanización de todos los que no se ajustaran a la idea
preconcebida de los burócratas de cómo debía ser una sociedad. Afirmó así a
diferencia de los socialistas, marxistas y muchos de sus compañeros, que el
nazismo no era producto del capitalismo sino su antítesis.
Esta terrible guerra tuvo un
efecto muy notable sobre él pues, tras esta, Hayek cambió el enfoque de su
investigación de una economía técnica a un plano más filosófico, social y,
aunque a este no le gustara tratarlo como tal, político. Fue en este campo
donde Hayek haría muchas de sus contribuciones más conocidas e importantes. Fue
tras este cambio de enfoque cuando Hayek publicaría el que a la postre fue su
libro más famoso Camino a la Servidumbre en el que afirmó que hasta la
más leve intervención del gobierno podría desencadenar en última instancia en
la imposición del totalitarismo, esta crítica no fue solo dirigida somo ataque
al comunismo, el socialismo y la URSS, sino también como advertencia sobre
cualquier tipo de intervención estatal. El argumento era parecido al utilizado
en su teoría sobre la división del conocimiento, afirmaba que la planificación
conduce a consecuencias imprevistas que requerían aún más planificación y,
finalmente, a intentos de planificación central y totalitarismo. Pues como él
escribiría “Los errores del gobierno se agravan cuando los mismos
planificadores que los hicieron tratan luego de corregirlos, dando lugar a más
intervención de gobierno. En último instancia, la gente deberá adaptarse al
plan de los burócratas, en lugar de ser al revés”. En definitiva, afirmaba que
cualquier intento de un gobierno, aún bien intencionado de intervenir en la
economía, podría conducir a un desastre. Camino a la servidumbre fue una
obra que no dejó indiferente a nadie provocando reacciones a ambos lados de la
trinchera intelectual y acunando un éxito monumental en su distribución por
todo el globo. Esto llevaría a la postre a que Hayek fuese puesto otra vez bajo
crítica por numerosos académicos favorables al socialismo llegando a ser
directamente rechazado y tomado como anticientífico por algunos de ellos.
A nivel mundial, las ideas que se
impusieron finalmente durante las décadas de los 40 y 50 fueron las Keynesianas
pues se creía que si la planificación económica había sido exitosa durante la
guerra, esta lo podía ser durante periodos de paz, algo que Hayek rechazó
completamente.
Todas estas confrontaciones jugarían
un papel negativo en la reputación de Hayek, aún así en 1950 fue invitado por
el departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Chicago, donde
alejaría sus investigaciones durante un tiempo de la economía y se centraría en
otras disciplinas como fueron sus estudios psicológicos y la historia.
Años más tarde en 1960 publicaría
otra de sus obras más relevantes, La constitución de la libertad este
libro supuso un compendio moderno de las ideas liberales y la importancia de
una sociedad libre para la civilización. Así pues, Hayek trajo de vuelta las
ideas del liberalismo clásico en términos modernos. Una de estas ideas era que
el papel del estado era el de asegurar la libertad y progreso humanos a través
del Estado de Derecho a la vez que se esmeró en definir concisamente lo que
entendía o no como ley. Para Hayek la ley se basaba en un sistema de prueba y
error en el que los principios sociales más efectivos son transmitidos de una
generación a la siguiente. Muchas de las leyes o reglas de la sociedad no
serían producto de un diseño consciente si no de una evolución cultural que
permitió que la mayor parte de las ideas efectivas se transmitieran. Estas
leyes serían refinadas por el tiempo, las costumbre, la tradición y la
experiencia. Esta idea nos recuerda inevitablemente al Orden Espontáneo que ya
se ha tratado, otro ejemplo de cómo el enfoque del conocimiento de Hayek fue
holístico, permitiendo unir las diferentes ramas del saber en su obra.
Continuando con su trato sobre la ley, Hayek mantenía dos principios respecto a
ella. El primero es que estas debían de ser generales, no específicos mandatos
centralizados para impedir que se instrumentalicen en la concesión de
privilegios pues la verdadera libertad equivale a igualdad ante la ley. En este
aspecto Hayek se preocupaba de que los gobiernos erraran, pues creía que
confunden ley con legislación. La legislación en el sentido estricto debe
limitarse a las ideas generales y no a las órdenes, mandatos dados a grupos
particulares para que concedan privilegios a algunos e impongan derechos
especiales sobre otros. Lo segundo es que pensaba que las leyes únicamente
tienen que decir a los ciudadanos lo que no hacer a fin de evitar daños a
terceros. Las leyes determinarán qué estrategias o métodos no se les permitiría
utilizar para mejorar su propia situación, pero manteniendo que estos fueran
libres de elegir en las opciones y espacios restantes. Aún así Hayek mantenía
que los gobiernos tenían que ser capaces de asegurar unos mínimos a la
población en campos como la salud, el medio ambiente y la asistencia en caso de
desastre pero que deberían ser privatizadas siempre que fuera posible.
Con su obra Legislación, orden y
libertad de tres volúmenes (1973, 1976 y 1979) Hayek intentaría expandir
los principios mostrados en La constitución de la Libertad. Legislación,
orden y libertad tuvo un alcance arrollador y sustancial importancia.
Hayek dedicó cada uno de estos libros a una de las que él denominaba ideas
fundamentales sobre la preservación de una sociedad de individuos libres. La
primera sería el “orden sin órdenes”, esta era una aclaración de su concepto de
orden espontáneo y como se podía originar orden mediante por la coordinación
mediante distintos mecanismos de todos los planes de los individuos. Estos
mecanismos serían los de transmisión de la información, los mercados, las
prácticas consuetudinarias, los valores, el idioma y la tradición.
En el segundo volumen trataría la
“Justicia Social”, para Hayek el término Justicia Social no tenía un
significado claro y podía ser utilizado simplemente para disfrazar la
parcialidad política del usuario. Como un estándar por el cual juzgar la
economía era en el mejor de los casos inútil, en el peor, perjudicial ya que
oscurece la verdadera naturaleza de Justicia como del Orden Social. Cualquier
intento deliberado de corregirla distribución de acuerdo a los principios de
Justicia Social serían incompatibles con una sociedad libre, una cosa sería la
Justicia social y otra la Distribución Igualitaria. Hayek creía en lo que él
denominaba “Justicia Verdadera” que a fin de cuentas era una igualdad de las
personas mediante el imperio de la ley. Las diferentes condiciones entre los
individuos y los grupos que no son el resultado de interferencia no implica una
falta de Justicia Social.
La tercera parte de la trilogía
trataba sobre la Democracia y como esta no equivalía directamente a Libertad.
El pensaba que el confundir conceptos era algo trágico y le parecía mucho más
importante un orden constitucional que limitara el poder del gobierno para
interferir con el orden espontáneo de la sociedad. En la medida que la
democracia tenga funcionarios gubernamentales responsables de sus acciones, es
una parte esencial para que un sistema político funcione. Por esto por sí misma
la democracia no es una garantía para la libertad.
El último libro de Hayek La
arrogancia fatal fue publicado en 1988, en el hayek advirtió a sus lectores
sobre la tentación de suponer que las instituciones sociales y las prácticas
heredadas pueden ser simplemente alteradas o abolidas para adaptarse a las
necesidades momentáneas de los aspirantes a reformadores.
Todas estas obras tuvieron una
influencia enorme a nivel internacional tanto como pensador liberal y
conservador, llegando a asesorar a diferentes gobiernos en sus políticas
económicas tras la vuelta del liberalismo económico en los años 70. Entre las
dos figuras más notables están Margaret Thatcher (a quien
inspiró fuertemente) y a Augusto Pinochet aunque su
influencia y su contacto no fue especialmente fuerte, limitándose más bien a
entrevistas. También se deja ver su sombra en la constitución chilena de 1980.
Ronald
Reagan afirmó que junto con Milton Friedman era de las personas que más habían
influido en el filosóficamente. También tuvo una fuerte influencia en la
revolución de terciopelo y en las reformas que pusieron en práctica los países
de Europa del Este en sus últimos años de comunismo.
Friedrich
Hayek ha sido una de las personas que más fueron escuchadas durante el pasado
siglo, hay quien ha llegado a decir que es el Marx del siglo XX. Se puede estar
en desacuerdo con Hayek, pero es innegable la profundidad de su análisis y su
forma de dar una nueva perspectiva a las teorías neoclásicas.
Autor: Raúl Pérez Abarca
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