John Maynard Keynes fue un economista inglés (Cambridge, 1883 - Firle, Sussex, 1946). Su padre, John Neville Keynes, fue economista y administrador académico en el King´s College de Cambridge. Su madre fue una de las primeras mujeres graduadas de la misma universidad, en la que Keynes ingresó en 1902.
Perteneciente así, a una familia acomodada de alto nivel cultural, Keynes pasó por las mejores escuelas británicas de élite en Eton y Cambridge, donde estudió matemáticas, estadística y economía. En Cambridge fue influenciado por el economista Alfred Marshall, quien incitó a Keynes a cambiar sus intereses académicos hacia matemáticas y los clásicos, por la política y la economía.
Desde joven, Keynes perteneció al grupo Bloomsbury de Cambridge, un grupo de escritores y artistas, que contaba entre sus miembros con Leonard y Virginia Woolf, el pintor Duncan Grant y el crítico de arte Clive Bell. Algunos de los miembros de este grupo eran homosexuales, como el propio Keynes.
Keynes fue un hombre de vasta cultura, un humanista erudito y de prosa exquisita, gran orador, contertulio y mecenas de intelectuales y artistas; pero también fue un hombre de mundo muy interesado por los asuntos políticos y por la economía práctica; dedicando parte de su tiempo a negocios ajenos y propios con los que llegaría a hacerse millonario. Todos sus escritos económicos fueron respuesta a problemas acuciantes de la economía de su tiempo.
Después de graduarse en 1905 y con una maestría en 1909, Keynes se convirtió en funcionario público. Trabajó en la Oficina de la India en Whitehall. Su experiencia allí fue la base de su pensamiento, plasmado en su primer trabajo importante: “Indian Currency and Finance” (1913) que consiste de un examen exhaustivo de las finanzas y la moneda India antes de la Primera Guerra Mundial.
Posteriormente volvió a Cambridge, donde enseñó economía hasta 1915.
Tras el inicio de la Primera Guerra Mundial, Keynes volvió a trabajar para el gobierno, esta vez en el Tesoro, donde estudió las relaciones entre los aliados y aconsejó mecanismos para que Reino Unido pudiera conservar la baja oferta de moneda extranjera.
El desempeño en el Tesoro sin duda inclinaba a Keynes a una carrera pública. Sin embargo, al asistir a la Conferencia de la Paz de Versalles, sus aspiraciones dieron un giro.
Al acompañar al primer ministro David Lloyd George a Francia, como asesor económico, a Keynes le preocuparon las políticas económicas y las cargas pesadas que se impondrían a Alemania tras su derrota. Keynes dimitió de aquel cargo para mostrar su desacuerdo con las duras condiciones impuestas a los vencidos y argumentó que con tales condiciones, fruto de un espíritu de venganza, serían imposibles de cumplir y conducirían a la ruina económica de Alemania, con graves consecuencias para el resto del mundo -el tiempo demostraría, desgraciadamente, que sus previsiones eran acertadas-.
Al poco tiempo, sin embargo, decide adoptar la postura activista dispuesto a transformar su angustia personal en una protesta pública.
Durante el verano de 1919, escribió la acusación al asentamiento de Versalles, que llegó a las librerías en la Navidad, como “Las consecuencias económicas de la paz”. En este ensayo realizó un análisis económico de las estrictas reparaciones que se aplicarán a Alemania y la poca probabilidad de que las deudas se paguen alguna vez. Sin embargo en este momento no contaba con suficiente reputación y no fue considerado.
En 1909 ingresó como profesor en el King's College de Cambridge, donde enseñaría economía hasta su muerte.
La reputación de Keynes en Cambridge cambió radicalmente. Fue considerado como el estudiante más brillante de Marshall y fue junto a su colega economista A.C. Pigou, autor de importantes trabajos que explican cómo funcionaban los mercados competitivos, cómo operaban las empresas y cómo gastan los individuos sus ingresos.
El tono de los trabajos de Keynes de la década de 1920 era escéptico, sin embargo, aún no desafiaban directamente al pensamiento económico-político tradicional. Sólo apoyaba la política pública, como el mejor de todos los arreglos sociales posibles, opinión que ya en aquél momento presagiaba la revolución teórica que desarrollaría posteriormente, en la década de 1930.
Por otra parte, en 1925 se opuso al regreso de Gran Bretaña al patrón oro en la relación dólar-libra anterior a la guerra de $ 4.86; y, mucho antes de la Gran Depresión, Keynes expresó preocupación por el gran desempleo de los mineros del carbón, los trabajadores de los astilleros y los trabajadores textiles británicos. También apoyó el programa de obras públicas del Partido Liberal, para sacar a los desempleados de la asistencia social, colocándolos en trabajos útiles.
La obra decisiva de Keynes “la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero” apareció en 1936, con ella, dio una respuesta definitiva a la grave depresión económica desencadenada en todo el mundo a partir del crash de la Bolsa de Nueva York de 1929. Keynes indicó que la causa de la crisis era la insuficiencia de la demanda, debida a la creciente propensión marginal al ahorro de las sociedades desarrolladas (esto es: que a medida que aumenta la renta, es mayor la parte de ésta que se destina al ahorro y menor la que se dedica al consumo, con lo que una parte de la producción no encuentra comprador).
En su opinión, el desempleo así originado no podía remediarse únicamente con medidas monetarias. La debilidad del consumo privado sólo podía remediarse incrementando el gasto público en periodos de recesión, haciendo que el Estado incurriera en un déficit para crear demanda adicional. La importancia de los puntos de vista contenidos en aquel libro fue tal que fundó toda una rama de la teoría económica moderna, la macroeconomía, dedicada a explorar las relaciones entre los grandes agregados de la renta nacional.
En 1937 sufrió un severo ataque al corazón. Dos años más tarde, regresó a la enseñanza en Cambridge, escribió tres artículos influyentes sobre finanzas de guerra titulados “Cómo pagar por la guerra” (1940, 1972), y sirvió una vez más en el Tesoro como asesor general. También desempeñó un papel destacado en la Conferencia de Bretton Woods en 1944. Pero las instituciones que resultaron de esa conferencia, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, eran más representativas de las teorías del Tesoro de los Estados Unidos que del pensamiento de Keynes.
El prestigio alcanzado por Keynes fue tal que el rey Jorge VI le nombró barón en 1942, ingresando en la Cámara de los Lores. Al final de su vida ejerció una influencia directa sobre la política económica de su país como director del Banco de Inglaterra y asesor del ministro del Tesoro. En 1944 presidió la delegación británica en la Conferencia de Bretton Woods, donde contribuyó a dar forma al Fondo Monetario Internacional.
Su último servicio público importante fue su negociación en el otoño y principios del invierno de 1945 de un préstamo multimillonario otorgado por los Estados Unidos a Gran Bretaña. Keynes murió al año siguiente.
Adrián Saúl Sánchez Garda.
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